Cómo lograr buena publicidad.

La publicidad es más cuestión de práctica que de conocimiento, no obstante hay algunas consideraciones que deben tenerse para planificar y ejecutar una buena campaña de publicidad y estos son: la audiencia, los medios, el tiempo, el mensaje, la entrega y la evaluación.

1. La Audiencia.

Las personas a quienes va dirigido nuestro mensaje son importantes. Por eso debemos tener en cuenta sus valores, emociones, aversiones y aquellos aspectos que consideremos que influirán en la decisión positiva o negativa respecto a nuestro ofrecimiento. Muy pocos productos son para todas las personas, si bien nuestro producto, la salvación es para todos, debemos saber que no podemos ofrecerlo por igual a diferentes edades, niveles educativos o estratos sociales. No es hacer acepción de personas; al final esperamos llevarles el perdón de sus pecados, pero debemos admitir que para evangelizar a un profesional universitario se puede tener más éxito utilizando un comunicador de igual nivel. Pablo dijo: “me he hecho griego a los griegos, judío a los judíos con el fin de ganar a muchos”. Es claro que Pablo no hizo un evangelio acomodado a los griegos, pero debió buscar la forma de presentarlo en un lenguaje que pudiera tener altos resultados.
Un anuncio clasificado en el periódico puede ser bueno para vender un vehículo u ofrecer servicios técnicos, pero puede ser un desprestigio para una empresa que ofrece servicios de alta calidad. De igual manera un anuncio en la iglesia para jóvenes puede ser desagradable para adultos; no significa que debemos separarlos para dar el aviso, pero deberemos ser cuidadosos y concientes de quien es nuestro cliente meta para llegar a él causando el mayor impacto.

2. El Medio.

Una vez definida la audiencia es apropiado considerar el medio más adecuado. Para anunciar una conferencia en que presentamos un expositor extranjero donde esperamos presencia de miembros de diferentes congregaciones de la ciudad, será necesario usar medios masivos de comunicación. De preferencia radios o revistas cristianas que sabemos tienen mayor audiencia. No obstante, para anunciar un evento en una congregación de tamaño regular, será más efectivo invertir esfuerzos en un boletín local, hojas volantes o anuncios en reuniones dominicales.
Jesús utilizó medios variados, no todo lo habló. Y aún lo que habló en algunos casos lo hizo con parábolas, ejemplos o explicaciones simples. También usó publicidad de alto nivel para personas de grandes responsabilidades, tal como la transfiguración; el sabía que las tres únicas personas que estaban viendo debían ser impactadas para siempre con un espectáculo sumamente impresionante. Que decir de las profecías escritas siglos antes que viniera, o la estrella que marcó su nacimiento complementada con ángeles que cantaban a pastores. Aún la publicidad del silencio cuando se inclinó a escribir en la tierra es un medio que utilizó para convencer una clientela negativa.
La selección del medio a utilizar es vital para un éxito en el esfuerzo publicitario.

3. El Tiempo.

Cuando hablamos de tiempo nos referimos a la duración de la publicidad. No podemos desgastarnos una vida anunciando un producto como lo hizo Noé, quien después de 120 años de predicar logró que solo 7 personas se convencieran de su mensaje. No cuestionaremos a este hombre que la escritura dice que halló gracia ante los ojos de Dios, pero sí mencionaremos que el tiempo a invertir en la publicidad debe ser estimado, puesto que en estos días representa inversión de dinero o de recurso humano.
El tiempo que se considera para la publicidad debe ir en función de las diferentes etapas del ciclo de vida de nuestro producto. Recordemos que la gente suele ser reacia a la propaganda, al grado que cambia el canal de televisión en los comerciales o le baja el volumen. No debería extrañarnos que si la iglesia maneja el tiempo de anuncios como un punto del programa muchas personas en ese momento cambien de canal en su atención. Hasta donde sea posible debemos ser variados en la presentación de los anuncios, hasta en la predicación se puede anunciar un evento, sin que las personas se den cuenta y con grandes resultados.
Alguien dijo que el tiempo es oro. En la publicidad el tiempo es el oro de la atención de un oyente que no tiene la obligación de interesarse y debemos buscar la manera de aprovechar lo mejor posible esos segundos de atracción al llamado: “el que tiene oídos para oír oiga”.

4. El Mensaje.

El mensaje es de vital importancia, porque mal planteado puede generar expectativas falsas o malos entendidos. Para hablar de diezmos no es necesario sacar el mensaje de Malaquías y hacer hincapié a las personas en el robo descarado que están haciéndole a Dios. Es claro que algunas personas pueden caer en razón con un mensaje severo porque el toque imperativo motive por medio del Espíritu Santo sus corazones, pero es muy probable que muchos se motiven más oyendo el testimonio de personas que manifiesten su creencia en las ventanas de los cielos abiertos por mostrar gratitud a Dios por medio de su diezmo.
El mensaje que se pretende dar por medio de la publicidad es tan importante que generalmente debe decirse de forma literal. No es cierto que los problemas de una persona se terminen al tomar su decisión por seguir a Cristo; es muy probable que muchos problemas que antes no tenía ahora tenga que afrontarlos. El poder dar el mensaje adecuado debe ir guiado por la iluminación divina y la crítica de otros colaboradores ingeniosos.
Por eso si queremos hacer buena publicidad debemos considerar con cuidado el mensaje.

5. La Entrega.

La publicidad es más un arte que una ciencia, porque solo puede juzgarse de buena o mala, de efectiva o ineficiente, de abnegada o irreverente.
Aquí es donde se involucra la pasión con que las personas hacen las cosas, desde el vigilante que cuida los carros en el parqueo frente al templo hasta el músico que se derrama delante de Dios haciendo bajar la gloria del mar de cristal a un corazón destruido y le convence de la presencia que fluye en medio de la congregación.
La publicidad también necesita pasión por medio de una entrega total a la comunicación de ideas. Cuando se usa personas que no tienen esta vocación, cuando se comunica en un momento inadecuado o sin el ímpetu necesario se hace míseros remedos de la pasión con que Jesús caminó con una cruz hacia el Gólgota. Es necesario invertirse totalmente en esta misión, tal como lo dijera el misionero: “Que la pasión por Dios me consuma”. Que el comunicar las verdades que sabemos van a cambiar las vidas no parezcan mentiras por la poca entrega que se invierte en ello.
La forma como Jesús realizó cada acto; como sus sentimientos manifestaron llanto, alegría, enojo o tristeza demuestra que lo que hacía, lo hacía con una entrega total a una adaptación humana a la que no estaba acostumbrado durante toda una eternidad. La escritura cita: “Y Jesús se regocijó en gran manera”. Si creemos que la publicidad extrovertida es imprudente, deberíamos haber visto a Jesús carcajearse humanamente.

6. La Medición.

No es correcto hacer esfuerzos sin medir su impacto justificándose en la dureza de las personas o su escasa dedicación a Dios. Muchas veces el poco éxito de nuestra labor se debe a una publicidad mal enfocada, y eso debe hablarse entre colaboradores de confianza para evitar caer en la complacencia.
El mismo Jesús se sentó a escuchar lo que decía la gente de él, no porque no lo supiera sino porque quiso ejemplificar la necesidad del auto evaluación. En un momento Dios llama al humano diciéndole: “Ven, estemos a cuentas”. Dios no necesita que yo le haga cuentas porque él las conoce, pero insiste en sentarse a evaluar lo que ha pasado, lo que estuvo bien, lo que estuvo mal. A la hora de sumar y restar debemos ser eficientes en nuestra labor.
Por eso es importante que existan metas antes de realizar los eventos, porque esas metas serán el punto de comparación para medir la eficiencia de nuestros esfuerzos. Claro que la publicidad no será culpable de todo lo que salió mal pero el saber medir con sinceridad nos hará realizar las cosas mejor.

Así que si deseamos hacer buena publicidad no debemos olvidar la consideración de la audiencia a quien va dirigido, los medios más apropiados para alcanzar esa audiencia, el tiempo necesario para obtener resultados, el mensaje que deseamos transmitir, la entrega que invirtamos y la medición de resultados.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola Dios les bendiga., me gusto su folletos, de hecho me impactaron me gustaria que en mi iglesia tuvieran de esos pero no tengo la menor idea de como se acen me podrias prestar un machote base gracias de antemano y bendiciones.

Anónimo dijo...

hola Dios les bendiga., me gusto su folletos, de hecho me impactaron me gustaria que en mi iglesia tuvieran de esos pero no tengo la menor idea de como se acen me podrias prestar un machote base gracias de antemano y bendiciones.

Anónimo dijo...

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